lunes, 17 de febrero de 2014

Escribir como terapia



Indagando y leyendo por ahí me he encontrado con una frase que me ha dado qué pensar : "Comencé esta novela por indicación de mi psicóloga, que me instaba a escribir lo que me pasaba". Bueno, no son palabras textuales, pero la idea es ésa.

Cuando la vida se te pone perra y no ves manera de soportar lo que se te viene encima, tienes, DEBES, buscar un auxiliosocorro, que ayude, si no a salir, por lo menos a sobrellevar estas pruebasquenosmandaelseñor, porque es que si no, acabas corriendo calle arriba pegando chillidos y pateando gatos. Y está muy mal visto. Más si eres o/y vives en un pueblo : que todo se sabe y si no, se inventa.

Hay quien va de compras, se tiñe el pelo o le da por apuntarse a Pilates.
Pero lo más efectivo, dónde va a parar, es escribir.

jueves, 6 de febrero de 2014

LA RIDÍCULA IDEA DE NO VOLVER A VERTE (Rosa Montero)


La exhibición del dolor siempre me ha parecido algo que raya con lo obsceno. Los funerales, los velatorios y los jolgorios fúnebres ante la muerte de un ser querido, siempre me han dado algo de vergüenza ajena.

Estoy leyendo “La ridícula idea de no volver a verte” de Rosa Montero. Y a la par, escribiendo mi segunda novela, secuela de la primera. Y digo secuela porque no es una segunda parte de… Es otra narración independiente de su hermana mayor –mayor por la edad- pero con algunos personajes, que se esbozaban en la primera y que, ahora nacen, crecen, se multiplican y… algunos mueren.

Elena moría al final. Pero tras varios principios accidentados y accidentales, decidí comenzar por el fin de la historia. Creo que ha quedado bien.

Y el principio es la muerte de Elena. No, no es una novela triste en sí misma. Tiene sus momentos, pero en general es bastante alegre. Elena es tan mal hablada como divertida. Y como escritora, es capaz de dar la vuelta a un hecho tan doloroso y hacer reír. Pero ese es el final y no voy a contarlo.